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MI PLANETA DE CHOCOLATE

25 comentarios

Me ha costado, pero no me ha quedado otro remedio que aceptar que se había terminado el libro “Mi planeta de chocolate” de Manuel Cortés Blanco.  Todavía resistiéndome a cerrarlo, he buscado entre esas últimas páginas que acompañan a los libros y que nos cuentan en que año se terminó de imprimir, nos hacen una relación de los capítulos en un índice  y tal y tal, por si aparecía algo que se me había escapado y podía alargar un poquito más esa sensación de dulzura y de serenidad que me ha acompañado en su lectura.  Aún he tenido suerte y he encontrado una sincera página de agradecimientos (Manuel es un hombre agradecido) y también la he leído despacito, muy despacito, al igual que después de haber comido chocolate, paseamos golosamente la lengua entre los dientes esperando encontrar algún trocito que se ha salvado de ser engullido en el primer momento de gula y que hace que perdure un poco más el recuerdo de su sabor en la boca.

A mi me atrapó la historia de Benito Expósito Expósito, que, como podéis deducir por sus apellidos, es un niño doblemente abandonado. Me admiró su capacidad de adaptarse a las circunstancias nuevas sin olvidar de dónde viene y teniendo siempre en su recuerdo a aquellas personas, que con mayor o menor acierto, le han hecho de “padres y madres” a lo largo de su camino (otro niño agradecido).

Con el permiso de Manuel y de Benito, he guardado dentro de mi corazón, para tenerla siempre a mano,  la frase con la que Maese Tarsicio aconseja al niño, y que se convertirá para él en  la principal máxima de su vida:

Cuando tengas que elegir entre dos opciones,

toma siempre la que tenga chocolate”.

Con frecuencia, olvidamos que a la hora de elegir entre dos opciones debería primar la que nos ilusione, la que nos haga soñar, aquella hacia la que marca esa brújula interna que conoce el camino de la felicidad.

Y Manuel nos lo recuerda. A la vez que nos cuenta las aventuras  de Benito, se va mostrando él mismo, a corazón abierto y sus reflexiones acompañan al niño en toda su andadura, como queriendo paliar ese abandono al que Benito se ve sometido desde que nace; acunando al niño interior que todos llevamos dentro y cuyo principal miedo a lo largo de su existencia es el abandono.

Por mi parte, a partir de ahora, si debo elegir entre recordar u olvidar para no sufrir por añorar lo perdido, entre soñar o negarme a hacerlo por el miedo a que se rompan mis sueños…Voy a guardar muy cerquita de mi este trocito de “Mi planeta de chocolate”, que os adjunto. Para que no se me olvide.

«La memoria se convierte en esa despensa que llenamos con vivencias, vividas o no, para constatar que hubo un tiempo en que fuimos felices. Al igual que la rebeldía se erige en patrimonio del joven, los recuerdos consolidan un derecho del adulto. Y es que cuando algo importante nos ocurre, ocultarlo equivale a mentir.

En esa despensa persiste el derecho de admisión. Y desde su ejercicio, diluimos en la anécdota aquellos pasajes que puedan dañarnos, embelleciendo los hechos en su narración.

Además, hay muchas cosas que únicamente entiendes cuando las repasas, no cuando sucedieron. Los años aportan esa perspectiva que permite ver el bosque sin que lo tape su arbolado. Desde mi madurez he perdonado a quien nunca perdonaría, he aprendido que lo importante en un baile es bailar y no quejarse de que te pisan, he mirado atrás sin dejar de mirar hacia delante. Absolví tantos errores, conviví con mis pecados. Incluso me he cerciorado de que el día en que la vida pase cuentas, no le pueda pagar.”

No me puedo resistir a relacionar este párrafo con el primer cuento del libro “El amor azúl marino” también de Manuel Cortés. El cuento se titula “Noche de Reyes”, la primera noche en la que Manuel no pide nada a los Reyes Magos. Ha perdido tanto que tiene miedo a desear. Esa noche se acuesta y sueña que Melchor le pregunta:

-Manuel, ¿por qué esta vez no has pedido nada?, ¿quieres alguna cosa para ti?

Tras un instante de silencio respondí que no pues lo que verdaderamente deseaba se lo había llevado el pasado de manera irremediable. No obstante, le dije que si en alguna ocasión pudiera elegir dónde vivir me gustaría hacerlo en un mundo sin Memoria. Un universo carente de vivencias, sin recuerdos, para que no sobrevinieran las desgracias del ayer, para que nadie empuñara un rifle por algo que sucedió hace siglos, para que ningún alma guardase un reproche en su interior.

Melchor quedó desconcertado y, tomando mi brazo, me llevó ante las puertas de un asilo. A través de sus verjas contemplé unos cuerpos tibios, inmutables, carentes de sensaciones. Sin lágrimas ni sonrojo, sin luces ni sombras, aguardaban silentes en un solar detenido junto al andén del Alzheimer.


25 pensamientos en “MI PLANETA DE CHOCOLATE

  1. ¡Me han encantado!!! ¡El libro y la reseña!!!

    En teoría teníamos que hacer la reseña a medias, pero le ha quedao tan bien a Anabel, que no tenía nada que añadir y suscribo todo lo que dice. Así que me he limitado a incorporar… el chocolate.

    El libro es una delicia, la historia que nos cuenta es entrañable. Me ha pasado una cosa curiosa con las reflexiones que Manuel ha introducido sutilmente en la historia de Benito y es que me parecía que se dirigía a mi, y a lo largo del libro he tenido la sensación de mantener una conversación entre los dos, Manuel me decía y yo, mentalmente, le contestaba, mientras íbamos los dos viendo como transcurrían las aventuras y desventuras de Benito. ¡Maravilloso!!!

    Y como el chocolate, un placer. 🙂

  2. ¡Qué bonita reseña! Yo tengo el libro aquí, esperando su turno (es que se me acumulan las futuras lecturas) y tengo muchas ganas de leerlo. Gracias a vosotras esta reseña no será un «tengo que buscarlo en las librerías» sino que es «¡lo tengo en casa y lo puedo leer!» y eso es una alería 🙂
    Un abrazo a las dos.

  3. ¡Me vais a volver loca! Cada reseña que publicais, quiero leer el libro y se me acumulan, los apunto y pienso: tengo que arañar más tiempo al día para leer pero mis días son solo de 24 horas. Pues por mi no será… ¡pienso leerlos todos!. Muchas gracias por compartirlos. Un beso.

    • Pues no corras, Belen, que este libro hay que leerlo muy despacito. Hay un peligro con él y es que te atrapa la historia de Benito y corres el riesgo de no pararte lo suficiente en esas reflexiones que Manuel va haciendo a lo largo del recorrido.
      Sin prisa, pero sin pausa.
      Un abrazo.

  4. Hola a todas yo también quiero leer el libro !!!!
    y también quiero otra quedada de cuentoterapia para cuando digaís porque fué muy bonito He recibido las fotos y quiero más jiji

    • Eso está hecho. A la mínima escusa que encontremos nos volvemos a encontrar otra vez. Y si no, sin escusa.
      Un abrazo, Virginia. Y no olvides enviarme tu cuento cuando lo termines.

  5. Me alegro mucho de que os haya gustado el libro, a mí ya sabeis que me encantó. Guardo un recuerdo tan bonito de esa historia tan bien contada, que desde que lo leí he tenido la necesidad de recomendarlo.
    Gracias Anabel por esa preciosa y merecida reseña y gracias a Manuel por escribir creyendo en las ilusiones y en los sueños.

    • Si, Pili. Tu fuiste quien nos diste a conocer a Manuel al prestarnos tu libro «El amor azúl marino». Gracias por eso. Y por estar ahí.
      Un gran abrazo.

  6. Hola Anabel, Ana y a todos los amigos y amigas de AventArte:
    Lo primero de todo agradecer sinceramente una reseña tan deliciosa y por supuesto unos comentarios tan amables. Como he escrito en mi blog, me encanta que las aventuras de Benito Expósito Expósito os hayan gustado y que en esa lectura hayáis acabado haciéndoos sus amigas y compartiendo esta máxima de vida: cuando debas elegir entre dos opciones, toma siempre la que tenga chocolate. Porque, efectivamente, ese chocolate es una metáfora de la ilusión, la esperanza, la sonrisa…
    Comparto con vosotras que lo pasé fenomenal escribiendo este libro y que Benito tiene mucho de mí mismo. Quizás sea también porque mi abuelo fue un niño expósito y me contó cientos de historias vividas desde esa condición.
    Mil gracias de nuevo, mil y una sonrisas, y como siempre decimos los cuentistas, nos seguiremos contando.

    Manuel.
    http://manuelcortesblanco.blogspot.com

    • Hola Manuel, bienvenido a nuestro rinconcico.

      Nos ha encantado el libro, igual que nos gustó el Amor azul marino y como seguro que nos gustarán todos los que vengan de tu mano.

      Muchas gracias por mencionarnos en tu blog. 🙂

      Un beso.

      • Bienvenido. Me alegra que te guste la reseña. Gracias por estos comentarios que nos dicen algo más de tí. Aunque no cuesta mucho cuando se lee el libro (sobre todo si se te conoce un poquito) darse cuenta de que, efectivamente, Benito tiene «algo» de ti. Hay momentos en que no se sabe si las reflexiones son tuyas o de Benito. Vamos, que hay momentos en que los dos sois uno.
        Un gran abrazo, Manuel. Y que la magia de los cuentos te acompañe.

  7. Oh !!! Otro libro que deberé comprarme cuando vuelva a España !!!

    Y además bien «aderezado» con tus dulcísimas fotos !!

    Mil besos Ana !!!

  8. Muy bonita la reseña y muy buen consejo el de elegir siempre la opción que tenga chocolate. De momento, siempre que voy a un restaurante lo sigo a pies juntillas;)
    MUCHOS BESOS A TODOS!

    • No sé, Anabel, te noto la «voz» un poco rara… No sabía yo que la playa tenía estos efectos en ti…

      Aunque ahora que lo pienso me ha venido a la cabeza un libro «The Host» de Stephenie Meyer, es uno de esos libros «raros» (mi madre siempre me decía eso «Hija mía, qué libros más raros te gustan«). Trata sobre unos alienígenas invasores de cuerpos, sobre todo me gusta la relación que tienen la anfitriona y su invasora.

      En fin, ahora me dirijo al «alma invasora» de Anabel. Por tu comentario entiendo que eres una persona sensible, por lo tanto entenderás mi petición. Cuando vuelvas de la playa quiero que… NOS DEVUELVAS A NUESTRA ANABEL!!! 😉

      Besos.

      • La invasora ha sido Elisa, que ha dejado el comentario desde mi ordenador y ha salido con el muñequito y mi nombre.
        Un besito a todos desde Cambrils.

  9. Gracias por tan buena reseña que anima a leer el libro. Que rico el chocolate.

  10. Hola Natalia,

    Gracias por el comentario. 🙂

  11. me encanta la frase:
    Cuando tengas que elegir entre dos opciones,toma siempre la que tenga chocolate
    tomare nota!

  12. Anabel, tu reseña me ha hecho saltar las lágrimas. Lágrimas buenas, dulces, de las que te pueden beber y retroalimentarme. Que fuerza tienen los párrafos escogidos, que regalo más maravilloso… y a ti Manuel Cortés, gracias por escribir, gracias por existir…! Que ganas tenía de darme un regalo de esta magnitud! Será porque me lo mereceré en este momento?

  13. Pues oye, Ferrán, yo no había hecho nunca llorar a un hombre, pero últimamente me lo dicen mucho. Todavía no he decidido cómo tomármelo. Este verano, un compañero de un curso, después de que yo cantase una nana, me dijo que era la primera vez que una mujer le hacía llorar. Me alegro de que sean lágrimas dulces y retroalimentadoras.
    Y, desde luego, el regalo te ha llegado porque te lo mereces. Sólo puede tocar con esa fuerza a una persona sensible y que tiene el corazón abierto a la emoción. Mantenlo así. A veces, cerramos las compuertas por miedo a que nos hagan daño y nos perdemos estos momentos maravillosos.

  14. Pingback: ENTREVISTA A MANUEL CORTÉS BLANCO | AventArte

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