A veces, cuando menos lo esperamos, la vida deja en nuestra puerta un saco de limones.
Tenemos varias opciones:
– Dejar que se pudran en la puerta. A mi, esta opción no me gusta mucho, sobre todo, porque al cabo de unos días, huele fatal cuando entras a casa.
– Meterlos en la nevera y comerlos a palo seco. Lo malo es, que si comes demasiados se te va agriando el carácter sin darte cuenta.
– Hacer limonada. La verdad es que esta es mi preferida. Teniendo en cuenta que se puede tomar fría o caliente, es una buena bebida para cualquier época del año. Sigue leyendo